jueves, 28 de abril de 2011

Lo políticamente correcto, o casi.

Hoy hablaremos sobre lo políticamente incorrecto. ¿Por qué algo lo es? La sociedad es la que juzga y nosotros estamos dentro de esa sociedad y nos vemos influidos. En la sociedad hay muchos factores que intervienen para crear nuestras opiniones. Entre ellas, las películas, series de televisión, anuncios, artículos de opinión, etc. La ideología y nuestra manera de percibir la vida se ve fuertemente influenciada por nuestra percepción. Y si pensamos que estamos de media unas 3 horas frente al televisor u ordenador (o incluso más)... ¿Realmente cuando opinamos de algo es porque sabemos de lo que estamos opinando? Y nuestros gustos podrían ser otros de esta reflexión que trazamos. Veamos unos vídeos sobre como la política y su gesto de aspiración a lo políticamente correcto nos perjudica. Aunque parece que hemos avanzado mucho, observemos como en 1994 la visión que había no era excesivamente progresista, y como desde organizaciones de poder, a través de planfletos publicitarios, pensaban transmitir un mensaje de alternativa, con visiones diferentes sobre el tema del SIDA, a través de una supuesta informalidad. Y no sólo sobre el sida. Visiones contrarias sobre diferentes aspectos y sobre el mismo. Mensajes que nos acercan al peligro que por otro lado intentan distanciar de nosotros. La política es la herramienta de lo políticamente correcto, no de dirigir al pueblo. Ya lo dije en mi anterior entrada. Para ver los ejemplos que digo véan a Ricky Gervais, los desgrana genialmente. Eso sí, es necesario un mínimo de sentido del humor.

Parte 1:


Parte2:



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viernes, 15 de abril de 2011

Tanto tienes, tanto vales; nada tienes, nada vales.

Los medios de comunicación de masas son por definición instituciones, públicas o privadas, destinadas a informar a un público. Está claro que el fin de todo medio de comunicación es transmitir una información a un posible público interesado y, ciertamente, hasta aquí estoy de acuerdo, pero ¿qué pasa cuando se entrelaza el objetivo, en apariencia social, con intereses económicos y/o políticos?, ¿qué diferencia hay con cualquier otra empresa cuyo objetivo son los beneficios? Simple, ninguna.

Al igual que toda empresa instaurada en las bases de este nuestro sistema, el capitalismo, lo que más se mira es: o la moneda o qué personas me la van a proporcionar y qué intereses tenemos en común. Por ello a lo que nosotros llamamos índices de audiencia ellos lo llaman “preocupación social”. En realidad no les interesa tenernos informados, no, les interesa tenernos enganchados, suscritos, encaminados…Nos impactan y seducen morbosamente con imágenes de desastres o verdaderas carnicerías porque saben que nos atraen. Clasifican y escogen la información en base a sus ideologías políticas e intereses económicos que luego nos transmiten como “verdadera realidad”, pero no nos engañemos, aunque al igual que tras las películas se esconde todo un completísimo reparto que velan por la naturalidad y verosimilitud con la realidad, en los medios de comunicación pasa igual. Nos enseñan que donde hay mediación no puede haber verdad, sino una interpretación. Uno solución perfecta por parte de los medios de comunicación, todo sea dicho, pero bajo esa “interpretación inocente”, como hemos dicho antes, se esconde la verdadera instancia enunciativa: el dinero.

Como dijo Hamlet en la tragedia escrita por William Shakespeare:

"Cuantas veces con el semblante de la devoción y la apariencia de acciones piadosas engañamos al diablo mismo".

Los medios, en especial los tradicionales, buscan el beneficio ¿por qué ocultarlo? Son empresas, es un hecho; y estas empresas no viven de la veracidad, sino del precio que pagan por sus espacios publicitarios. Y dicho esto ¿quién cree que la parrilla televisiva se basa en la relevancia o impacto social que un hecho provoca en la sociedad? La parrilla televisiva mensual se basa en todo aquello que pueda atraer a telespectadores y subir índices de audiencia, y con ello, “hacerse el agosto” tantas veces al año como les sea posible.

La relación que une a la publicidad con los medios de comunicación es necesaria. Es la herramienta hegemónica y legítima de transmitir “información” y entretenernos al mismo tiempo, pero con abundantes lapsos de espacios publicitarios cargados con las últimas técnicas en persuasión social. Todo un mecanismo creado con el aparente propósito de disuadirnos y entretenernos, y para colmo, comunicárnoslo. Es toda una realidad virtual, como en la película Matrix, donde todo está previsto para que nos entretengamos y pasemos el rato. De lo que no parecemos darnos cuenta es que ese rato es nuestra vida: Nos dejamos consumir, trabajamos y encima pagamos por ello.

Nos dicen cómo ver, cómo sentir, cómo vestir y cómo comportarnos –todo un programa docente- para hacer más ricos a los ricos y más pobres a los pobres. ¿A alguien le quedan dudas acerca del poder de diversificación social de los medios? Nos inculcan sutilmente un estilo de vida, un estado del bienestar, donde todo es posible y nada seguro. Un estado permanente de retroalimentación económica donde todo está montado para extraer el máximo beneficio a eso que antes hemos llamado “pasar el rato”. En otras palabras, nuestras vidas son su negocio y la única forma de mantenerlo es entretenernos, persuadirnos y acabar comprando.

Para ir finalizando, me basaré en mi último trabajo en el que cité a Hobbes: "El hombre es un lobo para el hombre". Al igual que entonces no puedo obviar el mérito a la transparente evidencia. La evidencia de un ser egoísta. Todos miramos por nuestros propios intereses, y como mucho por el de nuestros allegados, y por ello el sistema funciona como funciona y se basa en lo que se basa, en el bienestar individual; y después, si sobra, en el bienestar de los demás.

Me gustaría concluir con un fragmento del conocido grupo Ska-p, porque creo que la solución no está en la publicidad, sino en el nivel de concienciación social de cada individuo en particular y de la sociedad en global.

Voy a gritar, quiero despreciar tanta mediocridad
No quieres sentir, no quieres ver, no quieres escuchar.
La fuerza del poder y del capital desgarrará tu condición.
Estamos aquí nos hacemos ver. Todos contra el poder.
Tened fe, seguimos en pie.
[…]
La conformidad de esta sociedad ante la vil barbaridad,
me hace pensar, me hace meditar es el camino a no llevar.
Tened fe, seguimos en pie.
La utopía es una cerveza fría, bebed,
para calmar vuestra sed.


Rubén Gil Cebrián

VIVIMOS ENGAÑADOS


"Las desigualdades de la estructura no son producto de la economía, sino de la falta de valores y de moral en la sociedad". Aplaudo el hecho de que Durkheim haya sido capaz de decir algo que ya tocaba oír. Sí, la economía ha demostrado que no puede sostenerse por sí misma, pero el problema es que no vemos lo que hay detrás del capitalismo: una falta total de moralidad en la sociedad actual.

La llamada democracia o capitalismo controlado por el Estado en busca de un estado de bienestar debería valernos para llevar una vida plena, satisfactoria. Pero no es así, vivimos engañados. La pseudodemocracia en la que nos encontramos no es otra cosa que un capitalismo puro vestido de ligeras leyes de igualdad que intentan que nos creamos. Nuestra democracia se mueve por dinero, un dinero que moldea nuestra moralidad, que hace que el más fuerte aplaste al más pequeño, sólo por unos billetes verdes más. Como dijo Quevedo: "Poderoso caballero es don dinero".

Por otro lado, el comunismo defendido con fervor tampoco creo que sea un planteamiento totalmente negativo. En sus bases, el comunismo promulgaba la hermandad a través de la repartición, de unos mínimos asegurados. Pero como todo, la práctica difiere totalmente de la teoría. Los dirigentes de este tipo de economía masacran al pueblo a propaganda política y favorecen la sumisión y la falta de metas y conocimiento.

Ahí radica el problema: el Estado defiende las estructuras de poder, defiende a los más altos cargos, se defiende a él mismo, con el motor del dinero. ¡Ah! Y en última instancia defiende al pueblo, un pueblo que le da de comer y que le da lo más importante: su voto de confianza para cambiar y mejorar la realidad. El Estado debería preservar los valores morales, guiarnos por ese camino.

Claro que todo esto se puede relacionar con la publicidad. La publicidad, como los medios de comunicación, baila al son del gobierno, de la economía y juega con nosotros dándonos esperanzas de felicidad. La publicidad nos entretiene, nos divierte, hace que nuestra mente olvide lo importante y se reduzca a pensar en cómo satisfacer unas necesidades inexistentes. Ya no vivimos en el mundo, vivimos en el primer mundo; del resto, no sabemos nada.

Para decir todo esto, hubo un documental que me abrió los ojos: Zeitgeist. Está claro que no puedo afirmar con total seguridad que lo que se dice en él sea verdad, pero desde que lo vi todo me cuadra, todas las fichas encajan hasta formar el mundo en el que vivimos. Las fantasías de las novelas que hablaban de unos seres que dominaban el planeta, que movían nuestros hilos, se ha hecho realidad: somos millones y millones de seres humanos que alimentan a unos pocos. La publicidad mueve fronteras.

Al igual que Durkheim, este documental (unido a otros) también habla de una división de trabajo, una división de trabajo en la que creo férreamente. Si no hay trabajo se reparte, si no hay dinero, también. No puede ser que alguien trabaje a doble jornada y otro se esté muriendo de hambre; no puede ser que alguien se limpie con billetes de 500€ mientras otros no tengan dónde caerse muertos. ¿Dónde está nuestra moral, nuestra conciencia y nuestro altruismo? No deberíamos dejar que unos pocos decidan por todos, es necesario cambiar nuestra moral, humanizarnos. Lejano veo el día en que el egoísmo se torne en la búsqueda del bien común.

Anteriormente he nombrado a los medios de comunicación, equiparándolos con la publicidad, creo que no miento. Los medios de comunicación muestran lo que quieren, no son objetivos, nunca lo han sido ni nunca lo serán. Por lo tanto, nos informan de lo que interesa al dinero, a la economía y de vez en cuando a los intereses ideológicos de la cadena o del Estado. Nos muestran un espectáculo, nos alejan de la realidad aunque supuestamente nos informen de ella. Los medios de comunicación muestran lo que puede crear audiencia: o banalidades o desgracias. Mucho Gadafi y poco Costa de Marfil, pero claro, allí no hay petróleo, así que nos hacen mirar hacia otro lado.

En cuestión de entretenimiento, poniendo como ejemplo la televisión, ésta no hace otra cosa que hablar de un extremo o de otro: ricos o pobres (véase Callejeros), ése es el entretenimiento que nos ofrecen, ésa es su visión de la sociedad española. Unos nos tienen que hacer sentir peor y otros mejor, así nos mantienen callados. Aunque creo que directamente no nos reproducen la estructura de la sociedad española, simplemente nos tapan los ojos con un velo y, ya de paso, nos divierten.

Resumiendo: la publicidad, como ya he dicho en otras ocasiones, no hace otra cosa que seguir al dinero, diciéndonos cómo vivir, arrebatándonos toda moralidad e identidad. Pero, ¿qué esperamos? ¿Que surja una publicidad utópica que nos guíe por el camino del bien común? Ojalá; aunque si llegase ese día, decid adiós a la publicidad.


Leticia Soler López

Los problemas de la sociedad no son materiales sino morales.

Los problemas de la sociedad no son materiales sino morales.
 
Según Durkheim los problemas de la sociedad no son los materiales sino los morales. En las sociedades desde que el humano existe ha habido conflictos y por supuesto problemas sociales. Es en esta sociedad donde nos encontramos por primera vez con tal posesión de bienes materiales. Lo que significa que la llegada de estos no fue el principio del problema. Tampoco son producto de la economía, que sin duda es su mejor momento, nunca había existido tanto dinero como en esta década. Por lo que se puede plantear como confirma Durkheim que el problema de la sociedad en son un problema de valores y de moral. Y la publicidad precisamente es el reflejo de esa sociedad.
Los valores de las sociedades son inculcados generación tras generación, que constan de ideas, necesidades, miedos, dudas, mandatos, hambre, religión… en fin un sinfín de características que dirigen la sociedad. Pero estos no hay que cambiarlos sino que hay que mejorarlos desarrollarlos. Y esto creo que es lo que debería intentar hacer la publicidad, para que esta no tuviera los mismos problemas que la sociedad, y de algún modo pueda hacer que estos mejoren.  Y los valores de esta sociedad es ser guapo y rico. Tener objetos materiales caros, lujosos, es lo más importante para hacerte un hueco en este mundo. Y esto refleja la sociedad, tenemos anuncios como la colonia de ONE o los anuncios de L´Oreal donde lo lujoso y ser guapa es lo más importante. Pero luego tenemos anuncios que aunque sean con ánimo de lucro igual, expresan otro concepto, porque también es un producto para un público con economía baja media, y es IKEA, donde su eslogan y lo que quieren trasmitir es:  “No es más rico el que más tiene sino el que menos necesita”

¿Es esto un cambio?, ¿Quieren trasmitir un nuevo valor?
Creo que tanto la sociedad como la publicidad están cambiando pero taradará como todo. Estamos dando pasos muy importantes en la sociedad. Los miedos de hace años están desapareciendo, y uno de los que más se destaca es la homofobia. Pero en cierto modo no se da paso a esto en la publicidad. Es decir aun no está del todo solucionado, y como ya he dicho los cambios se producirán poco a poco.
Y no queramos reconocerlo pero los medios masivos siguen reflejando los estereotipos del hombre y la mujer en muchos anuncios, pero estos también están cambiando como en la sociedad.
Un medio completamente unisex es sin duda internet es decir las nuevas tecnologías. Es este medio da igual de que sexo seas y de que clase social seas, todo el mucho tiene derecho a internet y expresarse.
En conclusión la publicidad masiva debería coger ejemplo de las Nuevas Tecnologías y empezar a hacer a nuncios que aunque sean siempre con la necesidad de vender y crear estereotipos tengan un mensaje con cambios, los mismos cambios que esta sufriendo la sociedad lentamente.
Y cintando a Durkheim :
La estructura de la social debe basarse la desigualdad interna frente a la externa:
Desigualdad externa: imponen las diferencias sociales, individuales, estatus adscrito.
Desigualdades internas: Basadas en el talento individual (status adquirido). El sistema funcionaría en la medida en que fuera el merito el que marcara las diferencias sociales.
Para poder mejorar nuestra sociedad que es como un “sistema holístico” hay que empezar por cambiar uno mismo.
Victoria Sampietro Tolosana.


domingo, 10 de abril de 2011

En busca de la aleación perfecta con la que mover el mundo


Estamos en crisis. Bien sabido es. Pero lo que no es tan conocido es que nuestra sociedad se define perfectamente con el paradigma de Max Weber: el auge de la dominación burocrática. Sabemos que en nuestra sociedad, tal y como comenté en entradas anteriores, hay desigualdad de acceso a la cultura: al cine, museos, teatros… Que para los grupos de renta alta (clase alta según H.Kerbo) no supone un problema, pero para los de renta mediana o baja sí (clases medias y trabajadoras). Lo mismo sucedía al comprarse una vivienda o pagarse la medicina. Pues bien, éstas diferencias que en la publicidad se ven reflejadas según el público objetivo al que se dirigen los anuncios, no existen únicamente a nivel económico. Es cierto que se ve claramente a que clase social pertenece el siguiente estereotipo de hombre del anuncio de Mercedes que se muestra a continuación:



Pero a veces, el estereotipo cambia, y el target se abre a nuevas fronteras, pasa de ser clase alta o clase corporativa a poder ser clase media e incluso clase trabajadora. Lo importante es el estatus que se mantiene con ese producto. Véase este anuncio:


Como decia entramos en una diferenciación no sólo a nivel económico según las teorías marxistas, sino también de estatus, algo más cercano a lo que vemos actualmente en publicidad. Tal y como veía Weber en su estratificación es muy importante el prestigio que te puede otorgar un producto. Puede ser una compra inteligente por la seguridad que aporta y la elegancia que transmite, siendo éste el estatus que adquieres al relacionarte con ese producto y por el cual pagarás ese plus añadido. Acordémonos del anuncio de Mercedes, lo principal es el estatus que te genera. El estilo de vida específico de todos aquellos que pertenecen a un mismo círculo social. Y los círculos sociales, gracias a la publicidad, están muy marcados por la capacidad de cada uno para cumplir con un conjunto de ideales o principios para un determinado grupo social, ya sea perteneciendo económicamente a ese grupo o bien haciendo un esfuerzo económico para sentirse reconocido en ese grupo, como bien es sabido, teniendo un Mercedes y viviendo en un piso de 50m2. Hoy en día es fácil escalar en la sociedad, hay una mayor movilidad social que nos permite acceder a niveles superiores en la estructura. Sin embargo el conflicto sigue existiendo, pues las clases altas han evolucionado y han creado herramientas burocráticas para asegurarse su posición. Y la publicidad política ha tenido un gran papel. Como decía en mi anterior entrada, ha sido utilizada para encubrir y manipular a los votantes. Se habla hoy en día de integración de los inmigrantes, en ambos bandos de la política española (que sirven de legitimación ideológica), cuando éstos tienen contratos que no cumplen con el salario mínimo interprofesional fijado por ley (ley que legitima la desigualdad de las clases sociales españolas al haber un mínimo de acuerdo al estado de bienestar). Los inmigrantes, tal y como decía, no se quejan de su situación debido a la relación de sumisión al poder que mantienen con los terratenientes, los dueños de las tierras, y a la poca cultura que han adquerido. Y esta visión hay que tenerla en cuenta, pues existen conflictos derivados de las desigualdades de poder. Cuanto mejor está ubicado un individuo en los niveles con acceso al poder más influencia hará de ella y más estancados dejará a los que menos acceso tienen a ese poder. Se tratá de corrupción, nada más actual en la publicidad política de hoy en día. Un ejemplo es la firma anticorrupción del PP, de la que luego unos cuantos de los firmantes (incluido el presidente de la Generalitat Valenciana) están imputados por supuesta corrupción política. Un evento publicitario (la firma: http://www.publico.es/364946/el-pp-ve-muy-bien-que-camps-firme-el-manifiesto-anticorrupcion) que a través de los hilos del poder pretendía proteger a los que están en lo más alto del reparto estratificado social, controlando el poder gracias a los votos de los engañados ciudadanos y con ello continúan evadiendo a los jueces, y saltandose normas morales y legales “http://www.publico.es/espana/370617/rajoy-se-fuma-un-puro-en-un-partido-de-ninos” (o como ocurre con Fabra, de la diputación de Castellón, publicitando como algo positivo un derroche de dinero: “http://www.publico.es/espana/368050/fabra-inaugura-en-castellon-un-aeropuerto-sin-aviones”). Políticos espoleados por el interés de mantener el estatus adquirido y de la clase social elevada que les permite comprarse los productos publicitados que con su valor añadido mantienen el prestigio búscado por el comprador. Sino el turrón 1880, el más caro del mundo, no tendría éxito. O los trajes de Valentino, serían igual de buenos que los mejores trajes de la firma Cortefiel. Hablando de trajes, mejor no acordarse de Francisco Camps. La publicidad apoya esa estructura, pues está basada en los valores añadidos, y por tanto, en las desigualdades derivadas de la estratificación de la sociedad según su estatus, y por consiguiente de su poder y su clase económica. A las marcas y al consumismo le interesa que exista conflictos, y que dentro de ese conflicto existan a niveles de clases económicas, para poder enfocar el mercado con productos para diferentes clientes y así no sobresaturarlo, así como a niveles de prestigio, para seguir dotando publicitariamente a las marcas de diferente prestigio y que no se imponga un mercado de marcas blancas que cerraría el mercado económico de oportunidades. En parte es positivo como todo. Gran parte lleno de negatividad este conflicto. Pero bien analizado se ve como es necesario para la existencia de un mercado capitalista que permita una mayor movilidad social basada en el talento. Talento enfocado en el negocio económico, pero que no siempre tiene que salir de un individuo el apoyo económico, sino que puede haber inversores.
Lo que sin duda debe ser controlado es la desigualdad de poder, para que siga existiendo en unos mínimos, pues la gente necesita de figuras que les dirigan, pero sin que esto suponga un conflicto irremediable para la estabilidad de un estado. Son necesarias esas “jaulas de hierro” para los ciudadanos, difíciles de destruir y de modificar, pues sin duda, si fueran de plástico ya estarían rotas. Sin embargo, la evolución debe reflejarse a nivel político para encontrar una aleación que no se pueda romper pero que permita modificaciones para que se adapate a las evoluciones sociales, en gran medida derivadas de las clases económicas, cada vez más equiparadas. Y esto, tal y como planteaba Platón, es mejor que se lo dejemos a un filósofo que halla dedicado toda su vida a la contemplación de la verdadera existencia, y no a seres que se mueven con el afán de obtener poder para mantener su estatus que consiguen gracias a la clase económica que les facilita ese poder que han obtenido y quieren mantener. La publicidad no debería servir para tapar las verdaderas intenciones de los dirigientes. Las tácticas publicitarias a nivel económico se mueven en la dirección correcta, pero a nivel político no. Y la culpa es de la propia política que se sustenta en bases económicas y no debería ser así.

La publicidad refuerza lo existente. Es la primera en enterarse que es lo existente, y puede inducir a cambios si hay fines económicos detrás. Pero no fue el atractivo económico de las mujeres lo que hizo que Mercedes dejara atrás el estereotipo de hombre de negocios para pasar al de mujer que conduce bien un coche deportivo (para vender que incluso las mujeres conducen bien un coche en principio tan difícil de conducir). 


Fue el posicionamiento de coche deportivo y manejable. No culpemos a la publicidad, lo único que hace es reforzar lo existente e introducir pequeños cambios que espolean futuros cambios mayores, pero si lo existente está sobre malas bases… 

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Joaquín Muñoz D'Ocón