miércoles, 4 de mayo de 2011

LA VIDA, UN VICIO CARO

¿Qué es la vida? No hay definición, o puede que haya multitud de ellas. La vida es, como bien decía el filósofo alemán Friedrich Nietzsche, un lienzo en blanco donde cada uno elige su propia creación: esboza su vida, la colorea y termina su obra como quiere. Sin marcos ni limitaciones, arte en estado puro y libre. Una expresión de nuestra naturaleza, sin represión creativa para actuar. Pero esto sería un estado de naturaleza, impropio de la civilización y de toda forma de sociedad. El poder residiría únicamente en la fuerza de los individuos. La vida, al final, consistiría en sobrevivir, en sobrevivir al poder y a la naturaleza. Dos metas a alcanzar en la vida de todo hombre desde sus albores.

Como vemos la manipulación social ha existido, al igual que la diversificación social, desde que existe el ser humano. En principio con teorías religiosas, que se solapaban con el feudalismo para más tarde evolucionar a partidos políticos sometidos al poder de la moneda. Como todo, los distintos sentidos de la vida han ido evolucionando siempre, desde el principio hasta el día de hoy. Son obras de arte repetidas, clonadas, copiadas o corregidas de artistas de la época. Todos hemos copiado sus proyectos de vida al considerarlos correctos ética y moralmente. Sometidos a una idea de Poder, Dios y Padre omnipotente, que todo lo ve y nada puede.

Toda una evolución en busca del estado de felicidad y bienestar. Y hasta aquí hemos llegado, al “estado de bienestar”.  Una sociedad que se basa en el disfrute consumista como meta en la vida. Hemos dejado atrás el honor, la honestidad y la valentía por la ambición material, la hipocresía social y nuestra lealtad a un sistema consumista. ¿No vemos que siempre hemos estado a la sombra de algo o alguien? Nos dicen que somos libres, pero lo cierto es que somos tan libres como antaño. Nos permiten ciertas libertades, es cierto, pero la finalidad de nuestras vidas no varía. Somos seres ambiciosos y, debido a ello, seguimos enganchados a esta matriz capitalista, donde hay infinitud de objetivos pero un único camino para alcanzarlos: servir de mano de obra barata a los verdaderos “dueños” de este mundo, las multinacionales.

Lo que no podemos negar es que hoy en día la vida no se basa en sobrevivir -aunque con el actual estado de la economía mundial no sabría qué decir-, es un vicio que se encarece día a día. Siempre encontramos una razón u otra para gastar, y lo peor de todo es que de lo contrario nos sentimos insatisfechos y desgraciados, insignificantes en relación a nuestros semejantes que sí que pueden disfrutar de una vida lúdica. Hemos cambiado una vida honesta cuyo objetivo era disfrutar de los pequeños placeres de la vida por una vida en la que trabajamos para poder vivir. En resumidas cuentas, en un vicio tan costoso como, normalmente, innecesario. Vivimos para pagar nuestros antojos, nuestros caprichos y acallar nuestra sed de ser algo en la vida.

No eres por cómo eres, sino por lo que tienes. He aquí la gran verdad. Somos seres materialistas, con ambiciones materiales y ansias de poder; incrustados en una red elitista, que si bien predica con la amnistía y la cooperación entre iguales, la realidad contempla la masacre y la destrucción como resultado de nuestro afán capitalista. No queremos ser buenas personas, sino buenos ideales económicos. Un prototipo para alardear y convencer a la plebe de que, con esfuerzo -y dinero- todo se puede.

En definitiva “aquel que tiene un porqué para vivir se puede enfrentar a todos los cómos.”
                                                                                                                                       Friedich Nietzsche

Rubén Gil Cebrián

No hay comentarios:

Publicar un comentario